Galíndez y el mito del bidón en el Mundial de 1990
Pocos utileros en el fútbol tuvieron tanto protagonismo como el que logró Miguel Di Lorenzo, popularmente conocido como Galíndez, en los años que formó parte de la Selección Argentina. Fiel ladero y amigo de Diego Maradona desde sus primeros tiempos en Argentinos Jrs., Galíndez pasó de ser el masajista personal del mejor jugador del mundo a una de las personas más carismáticas y queridas por aquel grupo que conformó Carlos Salvador Bilardo y que levantó la Copa del Mundo en México 1986.
Cuatro años después de aquella gesta mundialista, la Selección Argentina viajó hasta Italia para defender la corona. En el mismo suelo en el que Diego Maradona generaba amores y odios por defender la camiseta del Napoli, el equipo de Bilardo debió atravesar una serie de dificultades a lo largo de todo el certamen.
Por empezar, Diego Maradona llegó al Mundial de 1990 con el tobillo maltrecho. La mano del histórico Galíndez fue clave en aquel entonces para que el Diez pudiera llegar en condiciones medianamente aceptables para disputar los partidos de la fase de grupos. Con el correr de los partidos y de la competencia, el dolor del diez se fue agravando y el tobillo se transformó en una pelota de tenis, sin miedo a exagerar.
Argentina vs. Brasil y el bidón de la polémica
Fue realmente milagroso que el oriundo de Villa Fiorito pudiera salir al campo de juego para enfrentar a Brasil por octavos de final. Y fue también bastante milagroso lo que sucedió en aquel clásico sudamericano. Con el Diego en una pierna y Sergio Goychochea como gran figura, la Selección Argentina aguantó el empate durante gran parte del partido. Y terminó ganándolo con un golazo que construyó desde la magia de Maradona y gracias a una enorme definición de Claudio Paul Caniggia. Triunfazo histórico.
En medio de aquel partido, se dieron algunas situaciones confusas que hasta el día de la fecha siguen generando polémica. Desde el lado de Brasil denunciaron que los auxiliares argentinos repartieron unos bidones adulterados, con algún tipo de medicamento que terminó generando una merma física en los jugadores que consumieron ese líquido. Especialmente Cláudio Ibraim Vaz Leal, más conocido como Branco, quién denunció que fue “dopado” y acusó directamente al cuerpo técnico de la Selección Argentina.
Galíndez y su versión sobre el “Bidonazo” argentino
El paso del tiempo no hizo otra cosa que alimentar la leyenda. De un lado y el otro, los protagonistas se encargaron de afirmar y desmentir aquellas versiones que daban cuenta de una supuesta contaminación del agua para debilitar a los futbolistas brasileños. Las imágenes televisivas tampoco fueron del todo esclarecedoras. Era la palabra de unos contra la palabra de otros.
Cansado de tantas versiones sobre el temas, Galíndez rompió el silencio y contó qué fue lo que sucedió en aquél clásico entre Argentina y Brasil, que terminó con una clasificación histórica del equipo de Bilardo: “El bidón me tiene podrido. Gané 24 títulos. Salí campeón del mundo con Boca, con River, con la Selección. Y me siguen hablando del bidón”, afirmó el ex utilero de la Albiceleste hace un tiempo atrás.
“Lo dicen porque se quedaron afuera, pero nada que ver”, agregó Galíndez. Y afirmó que nunca se adulteró la bebida que estaba dentro del bidón que tomaron los jugadores brasileños: “Era agua y nada más, tomó Carlitos Giusti también, a él no le pasó nada. Yo lo hablé con el técnico de ellos y me dijo que lo había envenenado. Y yo le respondí que era mentira, que era agua, que nunca había tomado un agua más limpita que esa”, remarcó Galíndez.
Treinta y siete años después de aquel enfrentamiento, siguen las acusaciones, las versiones cruzadas y los rumores. El mito se agigantó de tal manera que el bidón de Bilardo hasta se transformó en leyenda. Los futbolistas siempre defendieron a Galíndez, y Galíndez hizo lo propio con los jugadores. Porque era más que un utilero y el masajista personal de Diego Maradona. Era el personaje que estaba en todos los detalles.
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